Que Jesucristo sea esa razón, de perdonar, de amor, de dar paz, amor, etc. Así tiene
que ser que nuestro Dios nos inspire
en saber perdonar no solo este tiempo que se acerca Navidad sino, en todo el año que nuestro mayor obsequio sea el perdón
y el amor al hermano.
Algunas personas no alcanzan a comprender cómo
es que Dios bajó del Cielo y se
encarnó, pero así fue. A mí no me resulta extraño. Es más, no me cuesta creerlo
porque todos los días veo nacer a Jesús
en muchas almas. Él viene a morar en el corazón humano y a transformar vidas, y eso para mí es un
gran milagro. De hecho, es un milagro enorme el que Él pueda nacer en tu
corazón y en el mío, vivir en nosotros e identificarse así con nosotros mismos.
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